La apnea del sueño es un trastorno del sueño potencialmente
grave, en el cual la respiración se detiene y recomienza repetidas veces.
Según la Asociación Española del Sueño en España
hay más de dos millones de personas que tienen el síndrome de apnea o hipopnea
del sueño, aunque se estima que el 80% de los casos no han sido diagnosticados.
Es decir, muchas de las
personas que sufren este trastorno lo desconocen.
¿Cómo se produce la
apnea del sueño?
La apnea obstructiva del sueño se produce cuando los músculos
de la parte posterior de la garganta se relajan. Esto provoca que las
vías respiratorias se cierren total o parcialmente al inspirar, esto produce disminución
del nivel de oxígeno en sangre, el cerebro detecta estas alteraciones y hace que
la persona se despierte durante un breve tiempo para que se vuelvan a abrir las
vías respiratorias. Estas interrupciones se producen con tanta frecuencia que afectan la capacidad de alcanzar las
fases de sueño profundas. Esto
hace que la persona que se despierte con la sensación de no haber descansado, aun cuando no recuerde haberse despertado como tal por la noche y produciendo somnolencia durante el día.
¿Qué síntomas produce
la apnea del sueño?
Junto con las apneas
(paradas de la respiración) y la somonlencia
durante el día (porque no descansan bien) otro de los síntomas más
frecuentes son los ronquidos.
¿Cuáles son los factores de
riesgo para padecer apnea del sueño?
Los principales factores de riesgo para padecer la enfermedad
son: sexo masculino, edad mayor de
40 años, obesidad, cuello ancho (>40 cm) y disminución
del cociente mentón/mandíbula, entre otras alteraciones de la anatomía
craneofacial.
Otros factores como el consumo de tabaco, alcohol y
fármacos con efecto sedante e hipnótico,
como las benzodiazepinas y barbitúricos, también pueden influir en
la aparición y gravedad de la enfermedad. La posición de decúbito supino es un
factor de riesgo para el SAHS posicional.
¿Cuáles son las
consecuencias de la apnea del sueño?
Los pacientes con síndrome de apnea del sueño tienen mayor
riesgo de padecer hipertensión arterial y de peor control, mayor riesgo de
cardiopatía isquémica (angina o infartos de corazón), insuficiencia cardiaca, arritmias
cardiacas, ictus, diabetes mellitus tipo 2, aumento del ácido úrico y más riesgo
de accidentes laborales o de tráfico.
¿Cómo se diagnostica?
La prueba esencial para diagnosticar la apnea del sueño es la
polisomnografía. Una prueba que requiere pasar una noche en un centro de sueño para poder
registrar cómo duerme el paciente que estará conectado a unos aparatos que
miden diversos aspectos del sueño.
¿Cómo se trata la
apnea del sueño?
- Tratamiento
conservador: es muy
importante que los pacientes pierdan peso, dejar de fumar, una correcta higiene
del sueño, realizar deporte, una buena alimentación, etc. En otros
casos se usan dispositivos
intraorales: son prótesis
que se introducen en la boca durante el sueño para mantener la mandíbula hacia
adelante y, de esta manera, las vías respiratorias abiertas.
- En muchos casos el tratamiento de elección es la CPAP, recomendado en casi la totalidad de los
pacientes. Este consiste en un generador de presión que
transmite a través de una mascarilla nasal una presión continua a la vía aérea
superior impidiendo que ésta se colapse.
- La cirugía puede ser necesaria en algunos casos: algunas de las
posibles intervenciones consisten en la extracción de tejido sobrante en la
garganta, la corrección de problemas en la estructura de la cara, corrección
del tabique nasal o extirpación de pólipos a ese nivel, la resección del paladar
blando o la extirpación de las amígdalas.