Ante un diagnóstico de síndrome de Down, casi todas
las parejas deciden poner fin al embarazo.
Este pasado año, he podido
vivir en mi consulta el caso de una madre que se sentía mal, se sentía culpable,
por haber abortado. La causa….iba a tener un niño con Síndrome de Down.
Ante una situación como
esta, ella no sabía si lo que hizo estaba bien o estaba mal, sus pensamientos y
su corazón se debatieron en una madeja enredada cuando tuvo el diagnóstico
prenatal de que iba a tener un niño con síndrome de Down. Ella no se veía capaz
de saber si podía o no cuidar de un niño así, de darle “lo que necesitaría” ese
niño, y al mismo tiempo se sentía culpable ya que pensaba que estaba terminando
con la vida de un ser humano.
Fueron meses duros en consulta,
porque al mismo tiempo es difícil ponerse en la situación de una persona que
pasa por esta circunstancia para tratar de entenderla de la forma más acertada
posible.
Nos
debatimos en dos posturas opuestas, por un lado, parece
que la sociedad acoge con enorme cariño a los niños Down en las vallas
publicitarias o en los carteles de las fundaciones... pero no en carne y hueso ni las paredes del propio hogar.
Cierto es que las personas con síndrome de Down son capaces de muchas
cosas, por supuesto. Pueden desarrollar una vida más o menos normal, aunque su
esperanza de vida es mucho menor que el resto. Pueden trabajar. Pueden aportar
a la sociedad. Pueden desempeñar con eficacia determinados empleos, ganar
dinero y en algunos casos, alcanzar una relativa independencia personal. Pueden ser felices y hacer muy felices a los demás.
Pero la realidad también nos dice que, en palabras del presidente de Down
España, José Fabián Cámara, algunos de los problemas a los que se enfrenta el colectivo, son la escasa tasa de ocupación laboral- el 90% permanecen inactivos- o la tasa de analfabetismo, superior al 55%. O que el 98% de estas personas recibe cuidados personales, el 84% vive en casa de sus padres y el 92% no realiza habitualmente actividades culturales.
Por otro lado, en la sociedad actual se da una lucha desenfrenada de la perfección física y estética o predilección por el "sin defecto", llamado también "handifobia". Desde esta perspectiva los niños con síndrome de Down, por su discapacidad intelectual son menos útiles y atractivos, y, por tanto, menos valiosos que las personas sin discapacidad. Lo que lleva a temores de estos padres sobre la crianza de estos niños y a pensar en las limitaciones a las que se enfrentarán en la vida y a su papel como padres y madres.
Los procedimientos clínicos actuales permiten poder vislumbrar el síndrome de Down de manera muy temprana, desde las pruebas de cribado que permiten tener una estimación cada vez más fiable (triple cribado, test prenatales no invasivos) hasta el diagnóstico de confirmación definitivo tras amniocentesis.
Por otro lado, en la sociedad actual se da una lucha desenfrenada de la perfección física y estética o predilección por el "sin defecto", llamado también "handifobia". Desde esta perspectiva los niños con síndrome de Down, por su discapacidad intelectual son menos útiles y atractivos, y, por tanto, menos valiosos que las personas sin discapacidad. Lo que lleva a temores de estos padres sobre la crianza de estos niños y a pensar en las limitaciones a las que se enfrentarán en la vida y a su papel como padres y madres.
Los procedimientos clínicos actuales permiten poder vislumbrar el síndrome de Down de manera muy temprana, desde las pruebas de cribado que permiten tener una estimación cada vez más fiable (triple cribado, test prenatales no invasivos) hasta el diagnóstico de confirmación definitivo tras amniocentesis.
Esto ha
ido provocando en los últimos años una disminución progresiva de los
nacimientos de niños con síndrome de Down. Es lo que se llama eugenesia, que
hace referencia al “buen nacimiento”. y persigue transformar la naturaleza humana para lograr la mejora de la especie. Y la manera de transformar esta naturaleza es impedir el nacimiento de todas aquellas personas que tengan alguna tara o discapacidad.
Esto ha provocado que en muchos padres y madres surja el
dilema ético entre el derecho a la vida de las personas, y, por tanto,
continuar con el embarazo, y el derecho a decidir de los padres, y, por tanto,
de interrupción del embarazo.
by Pedro J. Martín Pérez. Médico de Familia y Comunitaria ZBS Agüimes
Son personas con unas capacidades de amor y de conexión con las otras personas que les hace ser muy especiales.
ResponderEliminarMe sorprende este creciente rechazo a todo lo que no es "NORMAL"...y claro, ¿qué entendemos por normal?... 90-60-90 en las chicas o esas tabletas de chocolate tipo Cristiano Ronaldo...
Después vemos videos como el de Jesús Vidal en Los Goya (no es Sindroma de Down) pero si tiene necesidades especiales y la sociedad se queda perpleja....
Faltan valores y coherencia.
https://youtu.be/hq0Kpm7yvfM