Se estima que en torno a 3 de cada 1.000 niños podrían padecer el trastorno, que es más frecuente en varones.
El síndrome de Asperger es
una entidad reconocida por la comunidad científica en el año 1994 e incluido en
2013 como parte del TEA (Trastorno de Espectro Autista, aunque fue descrito originalmente por el pediatra austriaco Hans Asperger en 1944.
Se cree que científicos como Albert Einstein
o Isaac Newton, artistas como Miguel Ángel y músicos brillantes
como Beethoven pudieron padecer el síndrome de Asperger.
Las personas afectadas por síndrome
de Asperger tienen un aspecto e inteligencia normal y, a veces, incluso
superior a la media. Presentan un estilo cognitivo particular y habilidades
especiales en áreas restringidas. Además, supone una discapacidad para entender
el mundo de lo social, dando origen a comportamientos inadecuados, como, por
ejemplo, gritar en situaciones indebidas, lo que tiene consecuencias negativas
para ellos y su entorno.
¿Cuál es la causa?
Tanto los trastornos del
Espectro Autista como el síndrome de Asperger se producen
una alteración del desarrollo cerebral, donde interactúan causas genéticas y
ambientales. No se sabe por qué ocurre exactamente, se cree que muchas causas
distintas pueden dar lugar a la aparición de comportamientos autistas.
Cada vez parece más claro
que hay dificultades en el desarrollo y funcionamiento de las conexiones entre
neuronas que producen un procesamiento de la información cualitativamente
distinto.
¿Qué síntomas presenta una persona con Asperger?
A pesar de que cada
individuo con Asperger es diferente, lo que tienen en común son las
dificultades en la interacción social, sobre todo con las personas de su misma
edad; alteraciones de los patrones de comunicación no-verbal -pueden parecer
enfadados, por ejemplo, y no estarlo-; intereses restringidos, inflexibilidad
cognitiva y comportamental; dificultades para la abstracción de conceptos,
interpretación literal del lenguaje, dificultades en las funciones ejecutivas y
de planificación, en la interpretación de los sentimientos y emociones ajenos y
propios. Los niños con el síndrome de Asperger aparentan ser para la mayoría
brillantes, felices y cariñosos.
¿En qué se diferencia el síndrome de Asperger del
Autismo?
La severidad de los síntomas en el autismo es mucho
mayor que en el síndrome de Asperger, en muchos casos de niños con autismo el
niño posee a menudo poco o nada de lenguaje. Los problemas en el aprendizaje
son más comunes en el autismo clásico. En el síndrome de Asperger siempre está
presente el lenguaje formalmente correcto y la inteligencia (capacidad
cognoscitiva) es normal, e incluso en algún caso puede estar sobre la media.
¿Por qué es importante su diagnóstico?
Una adecuada identificación
y atención temprana, un buen ambiente familiar, una adecuada respuesta
educativa, una alta capacidad intelectual y de aprendizaje, son factores que
predicen un mejor ajuste social, personal y emocional en la vida adulta.
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