¡De este año no pasa...!
Las listas de deseos y propósitos suele ser una práctica
habitual en nuestras cabezas cada principio de año.
Esto es debido a que la mente se prepara para cumplir con
ciertos “rituales” que nos permiten así reconocer el cierre de una etapa
para comenzar otra nueva.
Sin duda alguna para estos cambios se necesita estar
motivado, tener fuerza de voluntad y tener control sobre uno mismo. Tomada la
definición de Wikipedia, la palabra motivación deriva del latín motivus o
motus, que significa “causa del movimiento”. La motivación puede definirse como
el “señalamiento o énfasis que se descubre en una persona hacia un determinado
medio de satisfacer una necesidad, creando o aumentado con ello el impulso
necesario para que ponga en obra ese medio o esa acción, o bien para que deje
de hacerlo”. Otros autores definen la motivación como la “raíz dinámica del
comportamiento”, es decir, “los factores o determinantes internos que incitan a
una acción. La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la
conducta.
Entre los propósitos de estos principios del año nuevo más
habituales están los relacionados con la pérdida de peso, mejorar los hábitos
alimenticios, abandonar el tabaco, practicar alguna modalidad deportiva, o
reducir el estrés. Para conseguir llevar a cabo con continuidad los propósitos
saludables, que se conviertan en un hábito, y de esta forma, cumplir esos
deseos, es importante no dispersarse, definiendo claramente las metas y el
orden de las mismas, sin pretender conseguirlas todas al mismo tiempo. Una vez
que iniciemos algo es necesario ser constantes. Buscar el apoyo de personas
cercanas que aprueben estas variaciones mejora la posibilidad de éxito y mejor
aún si ellas ya tenían esos hábitos saludables desde hace tiempo.
Desde que una meta ya forme parte de nuestra rutina diaria,
ya no será tanto el esfuerzo para mantenerla y en ese momento ya podremos
plantearnos el siguiente propósito. De esta forma no nos cansaremos ni
abandonaremos los objetivos. Permitirá también no impacientarnos ya que debemos
tener claro que va a costar tiempo cambiar esos hábitos que hasta ahora
teníamos y que queremos cambiar pues llevábamos años arrastrándolos.
Y no olvidar tener autocontrol, tener la capacidad
sobreponerse al placer inmediato de ciertas acciones para obtener un beneficio
a medio o largo plazo. No obstante, una resistencia reiterada hacia las
tentaciones es posible que llegue a fatigar a las personas, por eso, para
recuperar la falta de voluntad perdida, hay que ejercitar el mecanismo de
autocontrol con el que se logran los objetivos propuestos. Para ello
puede ser bueno no solo alejarse de las tentaciones sino también elaborar un
plan de actuación para las situaciones en las que se presenten esas tentaciones.
Bueno, puestas las bases para lo
que debes hacer… ¿Cuáles son tus propósitos saludables para este año?
by Pedro J. Martín Pérez MFyC, Z.B.S. de Agüimes
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