Ni el resfriado ni la gripe se curan con antibióticos
El uso
inapropiado de los antibióticos se ha convertido en una seria amenaza para la salud pública.
Tomarlos de forma inadecuada genera resistencia y podría agravar la enfermedad
de una persona. De tal manera que, cuando se necesiten antibióticos en el
futuro, puede suceder que no tengan efecto. De ahí, que se esté perdiendo la
eficacia a un ritmo inesperado, sobre todo en los últimos cinco años.
España es uno de los países con mayor tasa de automedicación con antibióticos y,
por lo tanto, con mayor cantidad de cepas resistentes. Existen varios factores
que desencadenan la resistencia de las bacterias a un antibiótico: suspender el
tratamiento antes de completarlo, incumplir la dosis prescrita, abusar de su
uso, automedicarse y tratar con antibióticos infecciones que no requieren este
tipo de medicamentos.
“La resistencia a
los antibióticos hace que se prolonguen las estancias hospitalarias, que se
incrementen los costos médicos y que aumente la mortalidad”, advierte la OMS. “Se
estima que solo en la Unión Europea las
bacterias farmacorresistentes causan cada año 25.000 muertes”.
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